La primera visita oficial de Mª Dolores Corujo la lleva al Taro de Tahíche

Tal y como anunció en su discurso de toma de posición la nueva presidenta del Cabildo de Lanzarote, María Dolores Corujo, ha cursado su primera visita institucional a la sede de la Fundación César Manrique (FCM), en el Taro de Tahíche.

El Taro de Tahíche es una casa construida por César en 1968. En ella el artista conejero sacó partido al espacio natural formado por cinco burbujas volcánicas. Hoy es sede de la Fundación que el mismo puso en marcha como centro cultural en 1992.

Dolores Corujo ha mantenido allí un encuentro con el presidente de la FCM, José Juan Ramírez, y el director de Actividades Fundacionales, Fernando Gómez Aguilera.

La presidenta del Cabildo conejero declaraba a la conclusión del encuentro que “el objetivo principal de esta visita no ha sido otro que el de tratar de restablecer las necesarias e imprescindibles relaciones institucionales que deben mantener el Cabildo de Lanzarote y la Fundación”. Añadía también que Lanzarote y el Cabildo “le deben muchísimo a César Manrique; y no puede ser que en el año de la celebración del centenario de su nacimiento, ambas instituciones se encuentren con sus relaciones completamente rotas”, aseguró la presidenta.

A pedir disculpas oficiales

Dolores Corujo ha continuado exponiendo que en el encuentro ha trasladado a los responsables de la FCM “las disculpas oficiales en nombre del Cabildo de Lanzarote, por el trato inadecuado que se la ha dado a la FCM, precisamente en el año de su centenario. Si hubo un tiempo en el que prácticamente el Cabildo y Manrique eran una misma cosa y fueron siempre de la mano, y prueba de ello son nuestros Centros Turísticos, creo firmemente que es necesario que la primera Institución pública de Lanzarote vuelva a ser capaz de retomar la comunicación con la Fundación que es heredera legítima del legado artístico, cultural, ideológico y ambiental de César Manrique”, según afirmó.

María Dolores Corujo ha finalizado asegurando que el encuentro ha sido “fructífero”. Y que espera “que poco a poco las relaciones puedan ir entrando en la normalidad y la obligatoria cortesía y cordialidad”.