Femés se volcó con San Marcial en el Día Grande de sus celebraciones

El pueblo de Femés vivió ayer su Día Grande en las fiestas en honor a San Marcial de Rubicón, patrono de Lanzarote y de Canarias.

La comunidad cristiana participó masivamente de la misa solemne oficiada por el vicario de Lanzarote, Hipólito Cabrera, en la que destacó los 615 años de historia de la creación de la Diócesis de Canarias y recordó la labor que realizó San Marcial transmitiendo los principios y valores que deben cimentar el proyecto de cualquier creyente.

La Agrupación Vocal de Yaiza acompañó la misa ofrendando al Santo varias piezas y tras la función la figura de San Marcial fue recibido en la puerta de la iglesia con vítores y aplausos para comenzar la procesión, que este año estuvo acompañada por los acordes de la centenaria Banda de Agaete.

La comitiva que recorrió las calles de Femés junto al Santo Patrón y decenas de fieles estuvo encabezada por el alcalde de Yaiza, Óscar Noda, acompañado por el concejal de Festejos, Javier Camacho, el primer teniente de alcalde, Ángel Domínguez, el párroco sureño Juan Antonio Gallego, y el vicario de Lanzarote, Hipólito Cabrera.

Junto a ellos participaron también de la procesión miembros del grupo de gobierno de Yaiza y de la Corporación municipal, así como el alcalde de Teguise, Oswaldo Betancort, y Marci Acuña, alcalde en funciones de Haría, entre otros cargos públicos.

A su regreso a la iglesia, la Agrupación Folklórica Rubicón honró al Santo con su cuerpo de toque y baile despidiéndole hasta el próximo año entre aplausos y gritos de ‘Viva San Marcial’.

Pasacalles con la Banda de Agaete

De forma previa a la procesión, a mediodía, la Banda de Agaete llenó de alegría las calles de Femés con su repertorio habitual de música popular y el clásico ‘Soldado de España’, que se asocia a la Fiesta de La Rama, en un desfile mucho más animado y marcado estrictamente por el carácter festivo.

Vecinos/as de la localidad acompañaron a la legendaria banda en su recorrido, mucho más amplio que el de la procesión, llevando el jolgorio por todas las casas del pueblo.