Conferencia de Julio González Padrón sobre el naufragio del Valbanera

Este 2019 se cumple el centenario de la tragedia del Valbanera, un buque donde viajaban vecinos de Tías, entre otros municipios canarios.

Por ello, este sábado día 26 de enero, el salón Indieras (junto al Terrero de Lucha de Tías) acogerá a las 19 horas la conferencia de Julio González Padrón, coautor del libro » Valbanera: Réquiem por un naufragio «.

El alcalde de Tías, Pancho Hernández, y el concejal de Fiestas, Francisco Javier Aparicio Betancort, estarán presentes en esta conferencia que se incluye en el año de centenario del hundimiento de este barco.

Julio González ofrecerá esta conferencia dentro de los actos por las fiestas patronales de La Candelaria y San Blas en Tías.

Un siglo después del trágico naufragio del trasatlántico Valbanera, el mayor desastre naval español en tiempos de paz, su desaparición en aguas caribeñas, con 488 personas a bordo, continúa encerrando incógnitas sobre las que han puesto luz el cubano de origen canario, Mario Luis López Isla y Julio González Padrón, marino mercante canario, escritor y delegado de la Real Liga Naval en Las Palmas de Gran Canaria.

«Valbanera: Réquiem por un naufragio” es un documentado libro con un minucioso trabajo donde se ofrecen los detalles de este drama. La obra, que ahora se presenta en Tías, también rectifica y esclarece los hechos tal y como sucedieron en 1919.

Aquel martes 9 de septiembre, a comienzos del siglo pasado, la vida de cientos de canarios se vio truncada por la desgracia. Todo comenzó el 10 de agosto, y después de varios aplazamientos, el vapor Valbanera zarpó de Barcelona. Dos días antes, la inspección de inmigración había hecho un exhaustivo reconocimiento de los medios de salvamento del buque, que ofrecía la naviera Pinillos Izquierdo y Cía., propietaria del barco. Un día después de salir de Barcelona, hizo escala en Valencia, y el día 13 entró en Málaga, donde embarcó un cargamento de aceitunas, frutos secos y vino.

Viajaban vecinos de Tías

Al atardecer de ese mismo día, marchó rumbo a Cádiz y el día 17 arribó a Gran Canaria. Embarcaron 251 pasajeros -otras fuentes cifran que fueron 259-. Al menos diez procedían de Las Palmas de Gran Canaria; 28 de Telde; 13 de Santa Brígida; 23 de la Vega de San Mateo; 18 de Arucas; 27 de Teror; 12 de Valsequillo; ocho de Valleseco y tres de Tejeda.

Entre la relación de los pasajeros que embarcaron en el puerto de La Luz y Las Palmas estaban los vecinos de Tías: Pedro Aparicio, Francisco Hernández, Vicente Hernández Sepúlveda, Luis Lemes, Eusebio Lemes, Prudencio Hernández y Vicente Rodríguez, entre otros, en los que se ha podido documentar su embarque en este viaje del Valbanera hacia América.

El 18 de agosto otros 212 nuevos pasajeros subieron a bordo en Santa Cruz de Tenerife. En aguas de la bahía tinerfeña también repostó carbón, agua y víveres frescos. Su llegada a la isla fue anunciada a bombo y platillo. En total, viajaban 1.236 personas, entre pasaje y tripulación.

Julio González Padrón considera que podrían viajar entre 1.700 y 2.000 personas, entre pasajeros, tripulantes, polizones y los famosos quintos, es decir, soldados que viajaban identificados con un número. A bordo incluso iba una mujer francesa, pero «el 90% era de origen canario procedentes de todas las islas», entre ellas Lanzarote.

Por delante quedaban múltiples escalas y vicisitudes por el mal tiempo. Eran los tiempos de la desgraciada «gripe española» o «Spanish flea» como la bautizaron los países anglosajones, y en los puertos de destino de los emigrantes españoles, como en los de Cuba, se tomaban medidas sanitarias para evitar la expansión de la epidemia.

Tras atracar primero en San Juan de Puerto Rico, el barco se dirigió a Santiago de Cuba, adonde recalaría el 5 de septiembre. Allí se quedaron en tierra 742 pasajeros. Entre estas personas, 27 eran vecinos de Teror. Muchos, detalla Julio González Padrón, se despistaron y no llegaron a coger el barco. Los emigrantes iban a Cuba a buscar trabajo y eso pudo explicar el desembarco masivo en Santiago de Cuba sin esperar a llegar a su destino final, La Habana.

Las 488 personas restantes que sí embarcaron rumbo al puerto de La Habana jamás volverían a tierra. El 9 de septiembre, el capitán del Valbanera solicitaba la entrada a La Habana, pero la respuesta que recibió fue que estaba cerrado por un ciclón.

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