El Museo Atlántico de Lanzarote podrá visitarse a partir del próximo mes

En fase experimental, no será el 25 de febrero, como señaló Jason de Caires hace unos días –información de la que nos hacíamos eco– sino el primer día de marzo, cuando abrirá sus «puertas» el Museo Atlántico de Lanzarote. Y ya tiene normas de uso para las entradas subacuáticas.

Era confirmado este miércoles en la reunión de responsables de los Centros de Arte, Cultura y Turismo del Cabildo de Lanzarote y profesionales de los de las empresas náuticas, realizada en Arrecife con el objetivo de intercambiar información para perfilar la propuesta de operaciones para la fase de preexplotación del Museo Atlántico.

El espacio abrirá con alrededor de 60 esculturas que ya se habrán sumergido hasta esa fecha.

El consejero de Turismo del Cabildo, Echedey Eugenio, recordó que “tenemos hasta el próximo mes de enero de 2017 para abrir un proceso de participación en la toma de decisiones colegiadas sobre un proyecto de isla, que debe enriquecerse a partir de sus sugerencias y aportaciones”.

No es un Disneyland submarino

“Esto no es un parque temático, no es un Disneyland submarino”, aclaró el eco-escultor Jason deCaires durante la reunión, “sino que se trata de un museo de arte. Abrimos una puerta al mar para que la gente lo conozca más y mejor”, explicó.

Después de hablar del sistema de acreditación y el reglamento de funcionamiento del museo así como la protección de los derechos de imagen, José Juan Lorenzo, gerente de los CACT, desgranó los productos y servicios contemplados en esta fase inicial, que son “el dive desde barco; el snorkel/free diving desde barco, la inmersión con cámara y el servicio con barcos con fondos de cristal, de día o de noche”; y las tarifas correspondientes a cada uno de ellos, que van desde los 6 hasta los 9 euros.

El residente canario contará, además, con un descuento aplicable del 20% sobre las tarifas.

Los Centros dotarán al Museo Atlántico de una embarcación y de los equipos de emergencia necesarios, detallaron.

“En esta fase” concluyó Lorenzo, “resulta fundamental medir y valorar el grado de satisfacción de los clientes para introducir cuantas mejoras sean necesarias antes del periodo de explotación definitivo”.