Somos cree que «el museo submarino es un negocio redondo para Rubicón»

Somos Lanzarote se ha pronunciado claramente “en contra del gasto de dinero público (unos 700,.000 euros, más cuantiosos gastos de alquiler) en la colocación una serie de esculturas submarinas en torno al Puerto Marina Rubicón”.

Consideran que se trata de “un proyecto personalista del presidente del Cabildo, Pedro San Ginés (…) que no tiene nada de original, ni guarda relación alguna con el espíritu de los CACT, y que busca de manera descarada el beneficio económico de una serie de empresarios muy concretos, afines al sector de Coalición Canaria que gobierna», acusan.

Para Somos Lanzarote. el futuro Museo «podría tener su lógica si se tratase de una iniciativa privada llevada a cabo por las empresas de la zona para su beneficio», pero, según afirman, «resulta abusivo que lo paguemos entre todos».

Además, la organización tacha de «vergonzoso» que casi 3.000 euros mensuales procedentes de las arcas insulares vayan destinados a pagar el alquiler de unas dependencias en Marina Rubicón para la elaboración de las esculturas. «El negocio ya está siendo redondo, pero para los dueños de ese puerto», aseguran.

Los miembros de esta plataforma política lanzaroteña hablan de «empecinamiento” por colocar el Museo en esa ubicación, “a pesar de no contar inicialmente siquiera con los permisos pertinentes”, una circunstancia que, consideran, “responde al interés de beneficiar a una serie de empresarios, los mismos que están detrás de otras muchas decisiones presidenciales, algunas de las cuales mantienen a Lanzarote paralizada», dicen.

Falta de originalidad del proyecto

«La red de Cetros de Arte, Cultura y Turismo (CACT) fue concebida como una serie de espacios artísticos originales, únicos en el mundo, que potencian los valores paisajísticos, naturales o culturales de una isla singular, y que buscan el beneficio de la sociedad lanzaroteña a través de su uso turístico», señalan desde Somos.

Y continúan afirmando que “las esculturas submarinas de Marina Rubicón, ni son originales -la isla caribeña de Granada o en Cancún cuentan con museos similares del mismo autor-, ni potencian valor paisajístico alguno -al contrario, revaloriza algunos de los peores esperpentos urbanísticos del desarrollismo, como el cercano e ilegal hotel Papagayo Arena- ni buscan el beneficio de la sociedad insular”.

«Lanzarote cuenta con lugares degradados sobre los que se debería intervenir a fin de protegerlos, como zonas de salinas de indudable valor, el entorno del Charco de los Clicos, el yacimiento de Zonzamas o la propia marina de Arrecife, contando, esta última, con islotes que corren el riesgo de ser privatizados», unos parajes donde creen más conveniente la inversión pública.

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